Desde la Coordinadora por la Unidad y el Cambio, expresamos nuestro enérgico y contundente rechazo a las agresiones y amenazas que desde 2019, se han venido viviendo en la Universidad del Atlántico, bajo la
perversidad del Clan Char y su estructura de poder paralelo, que busca controlar, amedrentar y silenciar a la comunidad universitaria.
Durante estos años, la comunidad académica, especialmente los estudiantes que ejercen su derecho fundamental a la protesta pacífica, ha sido víctima de actos violentos y amenazas, en un patrón sistemático de hostigamiento. Los incidentes ocurridos en la mañana de hoy 16 de mayo en los alrededores del Bloque H, donde estudiantes fueron atacados con piedras y armas artesanales, evidencian un patrón sistemático de hostigamiento que busca intimidar y silenciar las voces disidentes.
Posteriormente, en la entrada de la rectoría, se encontraron sujetos armados con bates y armas blancas, presuntamente contratados por la actual administración, amenazando a los estudiantes con hacerles algo si se tomaban la rectoría. Intimidaciones realizadas como cualquier grupo criminal, manifiestan lo estudiantes que estos ni siquiera son estudiantes. Se mantiene el mismo modus operandi desde el 2019 de llevar gente de afuera a golpear y violentar al movimiento estudiantil.
Asimismo, rechazamos las irresponsables declaraciones del rector Danilo Hernández, en las cuales afirmó que en la universidad se desarrolla un plan de “desestabilización” con fines terroristas, supuestamente orquestado por agentes externos de Cali y Urabá. Tales afirmaciones, carecidas de pruebas fehacientes, solo generan alarma y temor, sirviendo posiblemente como excusa para justificar la presencia de estos grupos armados y continuar con la persecución y criminalización de quienes ejercen su derecho a la protesta.
Estas declaraciones también fomentan una narrativa peligrosa que busca criminalizar a sectores que
manifiestan su oposición, en particular frente a la reforma del estatuto y la reelección inmediata del rector.
Esto alimenta la desconfianza, la polarización y pone en riesgo la convivencia pacífica en el campus.
Por todo lo anterior, expresamos nuestra preocupación en el actuar cínico del rector Danilo Hernández, en
incentivar presuntamente estos grupos de choque, para mantener una administración que se resquebraja por la corrupción.
Exigimos acciones inmediatas, efectivas y concretas por parte de las autoridades judiciales y de control,
para garantizar un entorno seguro, libre de intimidaciones, amenazas y violencia, para quienes no se venden a la corrupción, ni a los intereses oscuros que intentan controlar la Universidad del Atlántico